Tuesday, November 29, 2005

Jodidos con Juanes

Cualquier melómano medianamente estudiado reconoce lo musicalmente mediocre que es el simplón sonsonete de Juanes. Y los enterados del tejemaneje bien saben como alcanzó una prominencia artísticamente inmerecida -mucho tiene que ver con codiciosos ejecutivos de la industria disquera repartiendo efectivo a manotadas en las emisoras más sintonizadas.
Causó pena ajena presenciar -obligado sea dicho- la ínfima calidad musical de los últimos Grammys Latinos. La cacaraqueada élite de la música hispana mereció un patético fo sostenido por parte de este otrora estudiante de apreciación musical en la Universidad de California. La cantinela de Juanes provoca llorar, el bramido de Carlos Vives es otro desastre mayúsculo y el lascivo gemido de Shakira se salva por un pelito.
El insípido Juan Luis Guerra no llega a los calcetines de Carlos Santana, y absolutamente todos los desabrochados de la tal Música Norteña debieran ser extraditados al Polo Sur, pero ipso facto en el acto.
Cuanto hacen añorar a Mongo, Stevie, Ruben, Janis, Chicago, Selena y las glorias Gaynor y Estefan.
Los músicos, al igual que deportistas, saben quién es mejor, y ellos mismos reconocen que los más dignos representantes del talento Colombiano siguen siendo espectáculos de la talla de Niche, Guayacán, Andrea Echeverri, la Negra Grande de Colombia y Totó la Momposina. Toda vez que las nuevas generaciones han sido mal llevadas a preocuparse más por asuntos menos loables que perfeccionar su música.
Al género rap-reggaeton en pleno se les reserva las gélidas escarpas del polo opuesto; donde bien podría hacerle compañía el elenco de Factor X, jurado incluido, con excepción de Enigma, Yina y Connie Camelo. Quién con su picardía y dulzura se perfila como la más grata revelación de nuestro entretenimiento sonoro y visual. Es mejor que su hermano Leo Reyes se vaya aperando de esos lanudos calzoncillos enterizos con fundillo desabotonable.
Que Juanes haya sido escogido para amenizar el sorteo del mundial de fútbol es una colosal pifia, demasiado similar a cuando nuestro despistado Ministerio de Cultura envió los Niños del Vallenato a serenatear al Presidente Bill Clinton. Recuerdo con hilaridad la mueca del incauto mandatario cuando el destemplado berrinche con que abrieron los hijos de Upar casi le dejan apopléjico del lapo en la mismísima Casa Blanca.
Sugiero que músicos, cantantes, promotores, productores, directores y el antes mencionado trío de cuasi embajadores Chibchas abran ojo en Leipzig cuando tome el escenario Gladys Knight, para que algo les quede de la excelsa primera dama de los legendarios Pips.
Lo peor es ver cómo el público se deja obnubilar por voraces empresarios que de música ya ni saben; ni que decir de la manera tan infame como por un mísero puñado de dólares los medios eclipsan a mucho talento emergente al permanentemente embutirnos por las orejas a los mismos chiflamicas de siempre. Amén de deificar verdaderos atropellos al decoro humano como Britney Spears, Cristina Aguilera, Paulina Rubio, y el más reciente engendro, RBD.
Cuan bellas estos intérpretes de pipiripao hacen oír las hermosísimas cumbias, guabinas, bambucos, porros y Sanjuaneros de nuestro encumbrado folclor.

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