Monday, April 17, 2006

Epidemia de Telefonitis Aguda

La Asociación Médica Mundial, máxima autoridad sobre enfermedades emergentes de la tecnofonología, lanza una urgente advertencia sobre esta nueva pandemia que amenaza con dejar a media Colombia afónica y en la física ruina económica. La AMM define este moderno malestar como el trastorno inflamatorio de la membrana hablatoria debido al cotorreo continuado. Se caracteriza por secreción bucal lorosa asociada con la congestión de los hilos comunicatorios y dificultad para garlar por la boca. La Telofonitis Aguda es generalmente acompañada por un severo trauma cataléptico producto de una sobrefacturación endémica. Muchos casos se deben a una persistente falta de sentido común. Otros pueden relacionarse con verborrea bucal, irritación por la aspiración de realitis y contaminantes visuales, prolongado empleo de ciertos aparatos inalámbricos, u otras necedades. El tratamiento consiste en la administración de descongestionantes satelitales para reducir la tumefacción de la lengua y el empleo local de gotas y vaporizadores labiodentales, aunque el uso excesivo puede desecar las cuerdas parlatorias y lesionarlas. Los antifactorazos son eficaces en el tratamiento de la Telefonitis Aguda. El Vademécum Milenario de los Indios Celulíes recomienda coser los labios e internarse en la selva amazónica hasta tanto vuelva a pasar el Cometa Reality.

Es tiempo de pronunciarse enérgicamente en contra del uso indebido, inmoral y leonino de la telefonía celular por parte de la televisión. Me refiero expresamente a la nueva modalidad comercial de engatusar a la audiencia a participar por medio de la votación telefónica. De hecho las multinacionales de las telecomunicaciones tienen que estar bailando en una pata por semejante bonanza tan inesperada y los productores de los realitis sin duda andan en un desaforado chancleteo muy similar. Los que si tienen que estar berreando como recién nacido con pañalitis son las ingenuas e innumerables familias que se tienen que acostar sin comer para poder pagar las extravagantes cuentas telefónicas que seguramente los tiene al borde del suicidio colectivo.La situación es doblemente inaceptable cuando consideramos que las compañías de telefonía celular han sido ampliamente reconocidas por su falta de honestidad personal y comercial; es realmente vergonzoso ver como los inescrupulosos ejecutivos y ejecutivas que las manejan exhiben desorbitados niveles de avaricia, despreciable condición humana que continúan practicando a pesar que han sido repetidamente denunciados por vilmente estafar a sus propios usuarios. Y ahora las programadoras de TV se han inventado esta chocante manera de invitarse al nefasto baile de los mal habidos millones producto de esquilmar a cuanto calentano tenga un teléfono. Y si también tenemos en cuenta que al ingenuo votante ni siquiera se le ha ocurrido averiguar si los productores en reality toman en cuenta la votación, lo cual es muy improbable, entonces podemos categóricamente afirmar que el embauque es tan doloroso como total. Afortunadamente hace años me inmunicé contra la Telefonitis Aguda al lanzar todo aparato con auricular al cesto de la basura, pero de veras compadezco aquellas despistadas madres que no podrán alimentar y educar a sus hijos al votar y votar por algún panguano con un sueño arranca tripas o un sirirí graduado de los buses. Cabe resaltar como el teléfono celular se ha convertido en la herramienta de rigor para la comisión de toda suerte de crimines, algunos tan graves como el secuestro, la extorsión, el fleteo e inclusive la detonación de bombas; sin que hasta la fecha hayamos visto empresario telefónico alguno que se preocupe por hacer algo al respecto. Lo cierto es que cuando los noticieros muestran a los delincuentes capturados, hoy día es normal observar como portan más celulares que armas de fuego. No contentos con embrutecer a generaciones de compatriotas a punta de insulsas telenovelas y realitis mongólicos, ahora en contubernio con las empresas de telefonía los canales de televisión buscan dejar a la familia Colombiana más pelada que la cocorota de Kojak. La triste realidad es que esa descabellada llamadera solo ha de redundar en un profundo deterioro del presupuesto familiar, con excepción, claro está, de un puñado de voraces hienas que habitan el cada vez más oscuro mundillo de las telecomunicaciones. Así como hicieron con las famosas maquinitas traga monedas que tanto daño causan a la juventud, es hora que el gobierno prohíba todo tipo de votación por teléfono y ponga en cintura tanto a los pulpos de las telecomunicaciones como de nuestra tele.

La Beatificación de Juan Pablo II

En el primer aniversario de la muerte del Papa Juan Pablo II se escucha un intenso clamor por parte de los fieles Católicos solicitando su pronta beatificación, primer paso hacia la santidad. Ser elevado a la categoría de santo representa el nivel espiritual más encumbrado que pueda lograr humano alguno y la inmensa mayoría de creyentes han convertido la canonización de Karol Wojtila en su gran anhelo. La Real Academia Española ofrece dos definiciones básicas para el término santo, aquel que es "perfecto y libre de toda culpa" o a "quién la Iglesia declara como tal." Evidentemente sin certificar si su comportamiento lo amerita. Pero pocos discutirán que más substancial que ser nombrado santo por meros mortales constituye llevar una vida que se acoja a los preceptos de la santidad.Se dice que antiguamente el derecho de adicionar el prefijo San al nombre podía ser obtenido por unos bien colocados denarios en el Vaticano; lo cierto es que semejante distinción garantiza un renombre prácticamente eterno, condición social siempre apetecida por muchos devotos y otros no tanto. Pero la gracia categóricamente radica en realmente ser santo, no que el jerarca eclesiástico de turno simplemente lo señale a uno como tal. Fue así como algún buen día decidí volverme santo; obviamente sin caer en cuenta que me metía en una camisa de once varas. Entonces recordé como un filósofo anónimo aseguró que el primer paso hacia la santidad consiste en compartir sus conocimientos libremente con todos. Aunque el peldaño inicial a la perfección suena relativamente fácil, inmediatamente entendí que no es así. Recelo evidentemente compartido por la crema de la sociedad, toda vez que sus más prestigiosos miembros -tales como médicos, políticos, militares, abogados, inclusive sacerdotes- no solo pagaron mucho dinero para obtener sus conocimientos, pero cobran aun más por compartirlos. Mi carrera de santo casi termina sin siquiera haber comenzado cuando tropecé de forma abrupta contra este primer escollo. Cuando le comenté a mi mejor amigo la firme intención de regalar mi inteligencia me tildó de orate y dijo que semejante necedad me condenaría a morir de hambre. "Yo no quiero ser santo," fue su tajante e indecorosa sentencia. La verdad es que no recuerdo alguien que haya expresado la firme intención de enrolarse en las escuetas huestes de la santidad; menos recuerdo haber leído un clasificado donde se solicita santo, ni siquiera en la página web del Vaticano. De mis clases de catequismo recordé otro inapelable requisito en la ruta del santo es siempre decir la verdad; cual sería mi contrariedad cuando descubrí que el segundo escaño es aun más fregado. No contaba con que algo tan aparentemente sencillo como nunca mentir fuera casi imposible y de ipso facto caí en el yerro de la falsedad. Esta vez cuando le mentí a la dueña de la tienda que no le podía pagar porque el cajero automático se me había tragado el dinero. Con razón las filas de la santidad se encuentran tan menguadas, no conozco un solo humano que hubiese tenido el valor de siempre hablar con la verité. Pero no me amilané y seguidamente enderecé mi errático caminar. Sentí que disfrutaba de una enorme delantera en mi ruta al ascetismo porque hace 30 años practico la macrobiótica y mi cuerpo presenta un alto grado de pureza biológica; otro valioso requerimiento hacia la ablución espiritual, toda vez que la máxima ordenanza de los mejores atletas del mundo es "mens sana in corpore sano": mente sana en cuerpo sano. También había leído como los milagros atribuidos a Jesucristo solamente pudieron haber sido realizados por alguien que poseyera una notable purificación del torrente sanguíneo. Científicos de la anatomía afirman que el humano apenas utiliza el 10% de su capacidad mental y que solamente a través de una dieta libre de toxinas podemos desarrollar todo nuestro potencial cerebral. Me produjo gran alegría enterarme como inconscientemente hace mucho tiempo habría emprendido el camino a la santidad y la verdad en varias ocasiones percibí como la superior calidad de mi alimentación me proporcionaba considerables ventajas sobre mis congéneres. No más el hecho que nunca me enfermo bastaba para dejarlos regados en el galope de la vida; amén que disfruto de mayor claridad mental, lo cual me otorga una amplia periferia de comprensión intelectual y gran facilidad de expresión. Fue Nazarín, el genial personaje creado por Benito Pérez-Galdós quien me hizo dar cuenta que el fallido Papa Juan Pablo II no llevó una vida consistente con los cánones fundamentales de la santidad. En primera medida porque hay que ser fisiológicamente sano para pretender sanar a otros y el Sr. Wojtila obviamente no gozaba de esta ineludible condición, ya que durante la mayor parte de su vida cometió el pecado de la gula; lo cual le produjo una vergonzosa obesidad mórbida que le mantuvo gravemente enfermo y lo llevó a un deceso cruel. Es de elemental sentido común como aquel que no respetó su propio cuerpo difícilmente pudo haber realizado el milagro que se le endilga de haber sanado una mujer a distancia. Comer más de la cuenta representa una humillante afrenta hacia los millones de desfavorecidos que no logran obtener diariamente siquiera un mínimo de nutrición para sobrevivir con modestia. Que Karol Wojtila no haya tenido la percepción ni la inclinación de alimentarse de una manera sana niega cualquier viso de superioridad intelectual y biológica y de plano lo descalifica como futuro santo, pues con gran tristeza hay que señalar que en ese respecto desperdició su estadía en la tierra. Una de las principales virtudes que me atrajo a la macrobiótica es la plus valía de fenecer en posesión de todas las facultadas físicas y mentales; el macrobiótico muere de viejo, no de enfermo. La Biblia dice que aquel que conduce su vida de acuerdo a las leyes de Dios será avisado de su partida con tres días de antelación para dejar sus asuntos en orden; exaltada circunstancia de la dignidad misionera que no disfrutó Juan Pablo II, ni Papa que yo tenga en memoria. Pérez-Galdós describe así la manera como condujo su vida el ilustre personaje del libro que debiera ser lectura obligada para todo aquel que contemple la santidad: "Ni huía de las penalidades, sino que iba en busca de ellas; no huía del malestar y la pobreza, sino que tras de la miseria y de los trabajos más rudos caminaba. Huía, sí, de un mundo y una vida que no cuadraban a su espíritu, embriagado, si así se puede decirse, con la ilusión de la vida ascética y penitente." Cualidades de Nazarín que en absoluto describen residente alguno del Vaticano, ahora o antes. Tampoco, de paso sea dicho, el actual Pontífice Benedicto XVI califica para santo. No se puede desconocer que Joseph Ratzinger fue miembro de las Juventudes Voluntarias Nazis, una nefasta organización paramilitar que se dedicó al exterminio violento del pueblo Judío, funesto episodio de la historia mundial conocido como el Holocausto y que desautoriza de plano su aspiración a la santidad. Es moralmente inaceptable adjudicar por de facto la atribución de nombrar santos a una persona que en algún momento de su vida vistió un tenebroso uniforme Nazi e iniciaba su día con el injurioso saludo de Zig Heil.Dudo que la egregia cúpula de la Capilla Sistina cobije algún purpurado que como Nazarín sea hecho "de pasta de ángeles divinos." Mucho menos algún Cardenal que "anda descalzo y pide limosna por parecerse más a Nuestro Señor Jesucristo, que también iba descalzo y no comía más que lo que le daban."En tres décadas de estudiar las propiedades curativas de los alimentos he adquirido la sabiduría para eliminar del cuerpo humano algunas patologías que la medicina convencional cataloga como incurables, es solo cuestión de adoptar la dieta correcta. Pero realizar milagros es oficio de marca mayor y quizás solo potestad de alguien como Nazarín quien debido a su sacra humildad ni siquiera conoce que posee semejante facultad y se muestra así, "No esperéis nunca que yo me presente ante el mundo revestido de atribuciones que no tengo, ni que usurpe un papel superior al oscuro y humilde que me corresponde. Yo no soy nadie, yo no soy santo, ni siquiera bueno... Ofendéis gravemente a Nuestro Señor Jesucristo suponiendo que este pobre siervo suyo es capaz de igualarse, no digo a Él, que esto sería delirio..."No es de extrañar que existan cantidades de hombres despistados que deliran con emular a Jesucristo sin tener que "... padecer grandes desventuras, terribles hambres, maldades de hombres y ferocidades de bestias." De seguro ninguno de los fulanos que disfrutan la opulencia del Vaticano voluntariamente optarían como Nazarín por ir "tras el dolor para aplicarle consuelo" y evadir los "placeres y regocijos" para salir en "busca de miserias y lástimas." Es oportuno que las damas comprendan como algunas religiones organizadas practican la misoginia, y se enteren que la RAE define esta infección del alma como "Aversión u odio a las mujeres." Tampoco deben las féminas olvidar que por una despreciable directriz emanada del Vaticano ninguna mujer puede acceder al Papado, ni siquiera al sacerdocio. El género femenino debe apreciar la importancia de ser consecuentes en la elección de sus dirigentes eclesiásticos y abstenerse de apoyar aquellos que las menosprecian y no estén dispuestos a otorgarles un trato igualitario, de lo contrario jamás lograrán consolidar un progreso significativo dentro de la iglesia. Seguramente el grueso de los fieles que claman su santificación desconocen que con el inicuo propósito de perpetuar un deliberado control del Vaticano sobre sus súbditos, cuando oficiaba como Papa, Juan Pablo II vedó el uso del condón a los Católicos infectados con SIDA, so pena de una supuesta eternidad en el infierno. Pésima exhortación que para lo único que sirvió fue garantizar que sus vidas se convirtieran en un verdadero infierno sobre la tierra, toda vez que este descuido biológico disparó el número de infectados con VIH. Semejante desidia causó 12 millones de huérfanos del SIDA en África que existen en un desamparo total, pues aun no se ha visto que el Vaticano los socorra y ni siquiera ha expresado alguna intención hacia ello. Producto de su insensata e insensible soberbia dogmática que nada tiene que ver con designio alguno de Dios, al finado Juan Pablo II y el actual Papa Benedicto XVI les cabe gran responsabilidad compartida en la pandemia del Síndrome de Inmune Deficiencia Adquirida que según estadísticas oficiales al 31 de Enero de 2005 contabilizó unas 40.000.000 de personas que padecen este fatal suplicio, de los cuales 17.500.000 son mujeres y más de dos millones sus hijos. Hoy día, a escala global el SIDA mata en promedio a 6 personas por minuto, lo cual en números fríos significa que si usted se demoró 10 minutos en leer esto unas 60 personas murieron a consecuencias de esta terrible enfermedad.

Saturday, April 08, 2006

El Síndrome de Estocolmo

Es este un término siquiátrico acuñado a raíz de una secuestrada que se enamoró de su captor, evidentemente en acontecimientos sucedidos en Estocolmo. Dramática situación que se revive con el supuesto embarazo de Clara Rojas como resultado de su romance con uno de los guerrilleros de las Farc que la secuestró hace varios años junto con la entonces candidata presidencial Ingrid Betancourt. Dentro del análisis que todos hacemos por lo controvertido y espinoso del tema es oportuno rememorar el más trascendental caso en tiempos modernos de este curioso síndrome, hago referencia al secuestro de Patricia Hearst en la década de los setenta a manos del Ejército Simbionés de Liberación (SLA). Es Patricia nieta de William Randolph Hearst, magnate Californiano que creó un imperio periodístico y cuya vida inspiró la película el Ciudadano Kane; escrita y protagonizada por Orson Welles y tenida como una de las obras cumbres de la cinematografía. Estudiaba yo por esa época con la bella e inteligente heredera de la fortuna Hearst en la Universidad de California en Berkeley cuando fue plagiada por un hasta ese día desconocido ejército subversivo, quizás el único que haya existido en los EE.UU.En realidad el Simbionese Liberation Army fue apenas un ejército en nombre, pues no contó en sus filas con más de una docena de descarrilados estudiantes de clase media alta que expresaron una rebeldía anti-gubernamental muy típica del momento; pues vivieron en la meca hippy durante los tiempos en que floreció el amor libre y la muchachada gringa consumía droga en cantidades pantagruélicas.Su cabecilla fue un joven negro que se llamó Donald DeFreeze, quién adoptó el nom de guerre Cinqué, probablemente en honor al único esclavo que se sepa capturó el barco en que lo llevaban encadenado hacia América y logró regresar al África.Una noche Donald ahora de Cinqué y su gallada se jalaron a la Patty Hearst de su lujoso apartamento en las hermosas lomas de Berkeley por los lados de Ridge Road, donde por coincidencia vivía mi noviecita Pamela Marie Stone. Como es de imaginar, el rapto se convirtió en comidilla obligada de los tertudialeros de la universidad que más Premios Nóbel ostenta en su facultad. Debido al inmenso poder económico y político de su familia, el despliegue policivo en busca de la secuestrada más célebre del país fue colosal. La sociedad gringa hace rato había considerado borrado el secuestro de su espectro delincuencial y las autoridades públicas del momento no estaban dispuestas a cargar con semejante afrenta acaecida durante su turno de salvaguardar la seguridad patria. Pero precisamente porque no existían mafias del secuestro los sabuesos no tuvieron donde investigar y todas sus pesquisas fracasaron en su desesperado intento por ubicar a la chica Hearst. El Síndrome de Estocolmo no le había pasado por la mente a nadie hasta que apareció la famosa fotografía de Patricia empuñando una ametralladora dentro de un banco durante la comisión de un atraco a mano armada. Explosiva imagen que ciertamente cayó como bomba nuclear dentro del seno de la estirpe Hearst, cuyas reacciones fueron tan intensas y variadas como las que hemos visto en estos días dentro de la familia Rojas con la noticia del presunto alumbramiento en cautiverio de un niño por parte de Clara. Los que conocíamos el talante irascible de los multimillonarios Hearst sabíamos que una reacción violenta no se haría esperar. El truculento bochinche del romance entre Cinqué y la Hearst ardía en los mentideros de la popular Avenida Telegraph, cuya temperatura trepaba a la medida que hervía la sangre de su acaudalado padre. Patty había sido criada en el castillo de San Simeón, un opulento palacete enclavado en los bellos riscos de Big Sur que dan sobre el Océano Pacífico. Según los especialistas en la materia, la fatal atracción que la bella y recatada heredera sintió hacia el flamante y mundano subversivo se atribuyó exactamente a la sofocante vida que llevaba en su jaula de cristal. Sobra resaltar la indignación que experimentó la crema y nata norteamericana con solo rumiar acerca de su princesa real en brazos de tremendo personaje tan inaceptable. Algo así como si la Princesa de Gales se volara con un árabe. La verdad es que Cinqué era el chacho del momento y su temeridad e inteligencia le sobraba para conquistar cualquier chica que se le atravesara. Si no hubiera sido por la fortuna familiar, de seguro a la nieta Hearst le hubiera tocado tomar un número y hacer cola para arrimarse a DeFreeze. Luego de un atraco el SLA cometió el error de dejar evidencia en una van que llevó al FBI a dar con su escondite en un suburbio de Los Ángeles. Pero por órdenes estrictas de Hearst padre los federales tuvieron que aguantarse las ganas de dar lo que sin duda sería el golpe más espectacular en los anales de la policía del Tío Sam, toda vez que el atribulado taita vetó cualquier rescate a sangre y fuego hasta tanto su hija estuviera a salvo. Por suerte la encontraron escondida en un closet de doble fondo en una casa en Daly City, un anónimo pueblo en los extramuros de San Francisco. Apenas Mr. Hearst se enteró que su hija estaba a salvo dio luz verde para incinerar a Cinqué, orden que el notorio buró de investigaciones consumó a la letra. La toma de la guarida del SLA fue tan veloz como feroz. El FBI cumplió con el protocolo de solicitar su rendición por medio de un altavoz y demolió la frágil estructura de madera a plomo y candela tan pronto transcurrieron los 120 segundos de rigor que le dieron al guerrillero para salir con las manos en alto y este no asomó pico. En un feo desplante Mr. Hearst no permitió que sus colegas se le arrimaran a Patty ni para la foto y nos quedamos con las ganas de saber como fue el cortejo más dramático jamás visto en los Estados Unidos. Fue tal su encierro que años después nos enteramos como la pobre Patricia Hearst no tuvo más remedio que casarse con su afortunado guardaespaldas. Lo que a fin de cuentas equivale a una versión menos truculenta del mentado Síndrome de Estocolmo. Si en verdad Clara Rojas tuvo un hijo en cautiverio, indistintamente que haya sido fruto de una relación realmente amorosa, pues simple y llanamente esta corajuda mujer le hizo el quite al secuestro y le propinó un palmo en las narices a las Farc. Mejor dicho, dice con la tenacidad de alguien que les hizo el gol más bravo de su historia a los secuestradores más prolíficos del mundo, al estar en permanente compañía de quién sin duda ahora se ha convertido en su ser más querido: que me tengan todo el tiempo que sea, y punto.
Como lo ve Martín, vé...