Thursday, January 19, 2006

Maltrato Infantil

Causa curiosidad porque los medios iniciaron el año tan dedicados al maltrato infantil. Sin duda amerita atención y a medida que nos ahondamos en el espinoso tema vemos como los principales perpetradores de tan infame trasgresión son los propios progenitores, sin embargo, hasta ahora no se ha escuchado pronunciamiento alguno hacia dos estamentos que causan enorme sufrimiento innecesario a la niñez, e inclusive su muerte, hablo de la industria farmacéutica y alimenticia.
Sin duda el infortunado yerbatero que causó la muerte al menor en Dagua debe responder por sus actos, pero en amparo a la ponderación informativa hago un llamado a los medios que fustigaron sin misericordia al naturista y de paso desencadenaron una avalancha de críticas contra las plantas medicinales que aplique similar celeridad investigadora y nos informe sobre el número de menores muertos por la ingesta de medicinas convencionales. Es fácil entender porque los profesionales de la medicina farmacológica no quisieran voluntariamente revelar cuantos niños mueren al tomar algún medicamento ingerido por prescripción médica. Los que hemos escuchado de boca de médicos convencionales como niños se les han muerto por una hemorragia interna provocada por una aspirina en la boca del estómago seguramente no quedaremos tan atónitos como la inmensa mayoría de la población que no tenía ni idea. Ciertamente esta desafortunada cifra supera lejos la de personas que fallecen por causa de plantas medicinales.
Es elemental resaltar que las plantas medicinales constituyen el principio de la farmacopea moderna y suministran los principios activos para absolutamente todos las medicinas que existen. Aquellos que estudiamos los efectos de la medicina natural versus la medicina artificial comprendemos como el cuerpo humano no puede asimilar ni eliminar muchas de las sustancias químicas empleadas en esta última. Los medicamentos sintéticos no producen beneficios comparables a las plantas medicinales y su acumulación a largo plazo en el organismo causa malestar, enfermedad, e inclusive la muerte.
Las estadísticas revelan que la primera causa de fallecimiento en menores de 15 años es la leucemia. Este cáncer de la sangre se presenta por una toxemia sanguínea aguda, precisamente propiciada por la acumulación de químicos que el joven cuerpo no alcanza evacuar. La medicina convencional generalmente trata el cáncer con quimioterapia, una terapia altamente invasiva que busca destruir al carcinoma mediante el intenso bombardeo químico. Un inventario de la recuperación de pacientes con cáncer tratados por este método descubre como generalmente fracasa. A pesar que están aprobados por el Inbima, los potentes químicos utilizados en esta supremamente dolorosa terapia no logran eliminar la enfermedad del cuerpo y el paciente muere luego de padecer un terrible deterioro en su calidad de vida. Lamentable consecuencia que nos lleva a cuestionar la efectividad de este ente gubernamental, cuya misión se supone es velar por el bienestar social.
Conmino a los medios investigar a oncólogos inescrupulosos que formulan quimioterapia a pacientes con cáncer a sabiendas que no los pueden curar y de paso les causan gran sufrimiento físico a un enorme costo económico. Probablemente el yerbatero al que se le murió el paciente en Dagua no actuó de mala fe y obró convencido que su tratamiento sería útil.
Hago un respetuoso llamado a los periodistas que han invertido tanto esfuerzo cuestionando a estos yerbateros que soliciten los resultados de pacientes tratados y curados por la Asociación Colombiana de Cáncer. Gran porcentaje de pacientes acuden al yerbatero justamente porque esta entidad y/o su médico convencional los ha desahuciado o porque notan que las medicinas sintéticas no surten efecto.
Los médicos que conozco que más éxito han tenido en curar enfermedades graves jamás han recetado una droga. Cuando madres y padres entiendan que casi todas las enfermedades son producto de una mala alimentación, comprenderán el inmenso maltrato al que someten sus hijos cuando les dan a consumir calorías no solo carentes de nutrición pero nocivos al organismo.
Colombina, Postobón y Coca Cola son quizás las empresas que más daño le causan al ser humano en general y a la niñez en particular. El azúcar refinado ha sido científicamente comprobado ser el alimento más perjudicial a la salud humana y se le atribuye una preocupante serie de enfermedades graves, como la diabetes, leucemia, dolencias coronarias e hiperglicemia. Su ingesta no solo produce hábito, pero es principal causante de las dos enfermedades más comunes en el mundo, que son la carie dental y la obesidad. No en vano es usualmente el alimento mayormente prohibido por prescripción médica.
A través de su larga trayectoria, ha sido penosamente demostrado que las fábricas de dulces y gaseosas se preocupan más por generar utilidades que velar por la salud de sus consumidores, la gran mayoría menor de edad. Esta penosa realidad queda demostrado en la campaña publicitaria de sus más recientes productos, un menjurje llamado Splot y gaseosas azules. Basta con detallar la lista de ingredientes para justificar este duro calificativo. Los químicos utilizados para "teñir" el agua de azul y la lengua de negro son altamente cancerígenos y han de producir graves trastornos fisiológicos a toda persona que los consuma habitualmente. Tal desprecio por la salud humana clasifica a Colombina, Postobón y Coca Cola como empresas socialmente irresponsables y cuando padres de familia se enteren que la ingesta de los colorantes y saborizantes artificiales usados en sus productos son el primordial causante de graves enfermedades que le pueden causar la muerte a sus hijos, estarán en todo su derecho a demandar ante la justicia civil y penal la suspensión de este atropello a la salud.

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